Hermes Trimegisto, “el elegido de los Dioses” que vivió en el antiguo Egipto creó las bases fundamentales de las enseñanzas esotéricas que se conocen hoy día, incluso las doctrinas y escuelas indias han sido influenciadas por las enseñanzas herméticas. Se dice que la obra de Hermes fue creada para sembrar la gran verdad-semilla que ha sido sembrada y germinada en tantas escuelas del conocimiento.
Estas enseñanzas han llegado al día de hoy gracias al boca oreja, o dicho en términos herméticos: “Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.”
Y han sido los oídos no capaces de comprender quienes han criticado las enseñanzas herméticas y ocultas. Pero los herméticos no son mártires, sino que aplican en silencio las enseñanzas sin intentar cambiar a nadie. Simplemente siendo desde el Ser. Algunos datos históricos por los que se conocer a Hermes Trimegisto; fue el fundador de la astrología, padre de la sabiduría y descubridor de la alquimia. La tradición dice que vivió 300 años. Los egipcios le reconocieron como uno de sus Dioses, Tot, y más tarde, los griegos le llamaron Hermes, el Dios de la Sabiduría.
Hoy día seguimos usando el término hermético como algo bien guardado, secreto, reservado a pocos. Herencia de la actitud de los hermetistas que fueron rigurosos en guardad el secreto de las enseñanzas que habían recibido. En sus palabras dirían: “Dar leche a los niños y carne a los adultos.” Lo que posteriormente en la biblia se convirtió en “no dar perlas a los cerdos”. Las enseñanzas herméticas no han sido identificadas como religión ni secta, sino como escuela del conocimiento. Y esto ha sido gracias a que los antiguos instructores hicieron para evitar que la Doctrina Secreta se cristalizara en un credo, religión o secta concreta.
Debido a ello no es fácil encontrar libros que nos hablen de las verdaderas enseñanzas, pues estas han sido y, en gran medida, siguen siendo transmitidas de boca a oreja bajo la instrucción de no ponerlas por escrito. El Kybalión es el resumen y las bases de las enseñanzas Herméticas, de la alquimia y el misterio.
Y verás que los principios de la alquimia hermética están basados en la transmutación de las palabras y los programas mentales más que de los elementos materiales. Pues la clave del éxito está en el dominio de las energías sutiles, entre ellas las energías mentales.
Siendo, entonces, la Piedra Filosofal, una alegoría a la Filosofía Hermética.
Los siete principios herméticos son las leyes universales que rigen el funcionamiento del cosmos, según la tradición esotérica del hermetismo. Estos principios fueron recopilados y explicados en el libro El Kybalión, publicado en 1908 por un grupo anónimo de autores que se llamaron Los Tres Iniciados.
Los principios herméticos no son solo teorías abstractas o filosóficas, sino que tienen una aplicación práctica en nuestra vida cotidiana. Al conocerlos y dominarlos, podemos mejorar nuestro bienestar, nuestra prosperidad, nuestra salud, nuestra creatividad y nuestra espiritualidad. Veamos algunos ejemplos de cómo podemos aplicar cada principio en nuestro día a día:
- El principio de mentalismo: Este principio nos invita a tomar conciencia de que somos los creadores de nuestra realidad con nuestros pensamientos y sentimientos. Podemos usar este principio para cambiar nuestra actitud ante las situaciones que nos desafían o nos generan estrés, buscando el lado positivo o la oportunidad de aprendizaje. También podemos usar este principio para visualizar nuestros objetivos y deseos, y para afirmar nuestra confianza y autoestima.
- El principio de correspondencia: Este principio nos enseña que existe una relación entre lo que ocurre en nuestro interior y lo que se manifiesta en nuestro exterior. Podemos usar este principio para sincronizar nuestra vibración con la de aquello que deseamos atraer, ya sea amor, salud, dinero o cualquier otra cosa. También podemos usar este principio para interpretar los mensajes que nos envía el universo a través de las señales, las sincronicidades o los sueños.
- El principio de vibración: Este principio nos muestra que todo está en movimiento y que podemos modificar nuestro estado vibratorio mediante nuestra voluntad. Podemos usar este principio para elevar nuestra frecuencia energética y sintonizar con las vibraciones más elevadas del amor, la alegría, la paz y la gratitud. También podemos usar este principio para protegernos de las vibraciones negativas o bajas que puedan afectarnos, como el miedo, la ira, la envidia o el rencor.
- El principio de polaridad: Este principio nos revela que todo tiene dos polos opuestos y complementarios, y que podemos transmutar o equilibrar estos polos mediante el uso de la mente. Podemos usar este principio para superar los conflictos o los problemas que se presenten en nuestra vida, buscando el punto medio o la solución armoniosa. También podemos usar este principio para transformar nuestros defectos en virtudes, o nuestras debilidades en fortalezas.
- El principio de ritmo: Este principio nos indica que todo está sujeto a un movimiento cíclico y periódico, y que podemos aprovechar el ritmo para armonizar con las fuerzas naturales o para neutralizar sus efectos adversos. Podemos usar este principio para adaptarnos a los cambios que se producen en nuestra vida, sabiendo que todo es temporal y que todo tiene su momento adecuado. También podemos usar este principio para seguir el flujo de la vida, sin resistirnos ni forzar las cosas.
- El principio de causa y efecto: Este principio sostiene que nada ocurre por azar o por casualidad, sino que todo tiene una causa previa y un efecto posterior. Podemos usar este principio para asumir nuestra responsabilidad por nuestras acciones y sus consecuencias, sabiendo que somos los únicos dueños de nuestro destino. También podemos usar este principio para aprender de nuestros errores y corregirlos, o para cosechar los frutos de nuestros aciertos y celebrarlos.
- El principio de generación: Este principio revela que todo tiene un aspecto masculino y otro femenino, que son las fuerzas creativas del universo. Podemos usar este principio para equilibrar nuestro propio género interno, integrando nuestras cualidades masculinas (como la razón, la acción, la voluntad) con nuestras cualidades femeninas (como la intuición, la emoción, la receptividad). También podemos usar este principio para crear nuevas realidades en nuestra vida, usando nuestra imaginación y nuestra pasión.